sábado, 7 de diciembre de 2019

161 años de su nacimiento

En honor a nuestra amada Madre en los 161 años de su nacimiento.
Regalo de Dios a la Iglesia, nuestra tierra, a Venezuela, al mundo.
Signo y ternura del amor de Dios a los enfermos, a los pobres, a sus hijos más necesitados de compasión y amor...
¡Gracias, Señor, por este maravilloso regalo! ¡Gracias, Señor, gracias!

lunes, 25 de noviembre de 2019

Emilia, mujer de caridad


Madre Emilia de san José


Miércoles Emiliano


En la oración que nuestra Congregación está elevando por la Beatificación de la Venerable Madre Emilia de San José, hemos dedicado los miércoles de una manera especial.
Es preciso que nos unamos a pedirle que interceda ante el Padre celestial por los enfermos con enfermedades graves de las que no es posible salir victorioso sin la intervención divina. Es ahí donde hemos de acudir a la Madre Emilia para que ella suplique la sanación, si es esa la Voluntad de Dios y para Su mayor gloria.

Para ser elevada al honor de los altares, se requiere un milagro que sea: inmediato, completo y duradero.
Si usted está pasando por una situación difícil, como el diagnóstico de una enfermedad grave u otra circunstancia difícil no dude en pedir a la Santísima Trinidad la intercesión de la Venerable Madre Emilia de San José para obtener la curación. Diríjase solamente a ella, pues es una condición indispensable para el análisis de un milagro.

Al obtener una gracia concedida por ella, avise inmediatamente a las Hnas. de la Comunidad más cercana y/o escriba a los siguientes correos:


También puede comunicarse por los siguientes números: +58 414 0134841; +58 414 9212030; 0212 4429011


viernes, 25 de octubre de 2019

25 de octubre: fechas importantes



25 de octubre de 1889: la joven María Emilia Chapellín Istúriz toma el hábito de las Hermanitas de los Pobres de Maiquetía, apenas fundada un mes antes, hace 130 años. 

25 de octubre de 1969: la joven novicia Julia Pardo Martín emite por primera vez los votos religiosos de castidad, pobreza y obediencia en nuestra Congregación Hermanitas de los Pobres de Maiquetía, hace 50 años.

Es providencial que hoy estemos reunidas para celebrar ambos acontecimientos, pues nos permiten adentrarnos en las entrañas de nuestra historia. Madre Emilia nos transporta a aquellos inicios en que se estaban afianzando los cimientos. Desde el acto sencillo de su toma de hábito, en el que toma el nombre de Hna. Emilia, ella lleva sobre sí el servicio de la maternidad espiritual hacia sus hijas, siendo la primera religiosa Fundadora de una Congregación venezolana.

La madre Julia es la continuadora de esa herencia carismática, mira las huellas de aquella que fue elegida como primera madre espiritual, para aprender de ella cómo guiar a las hijas de Emilia y de Santiago, nuestros fundadores. Hoy cumple 50 años de vida consagrada. Un camino vivido en la Voluntad de Dios, único móvil de su ser y hacer.

viernes, 11 de octubre de 2019

Testigo de la misión (2)



TESTIGOS DEL AYER

(Continuación del artículo anterior)

MADRE EMILIA

Comienzo fuera de sus fronteras…Curazao.
Estando en vigor las leyes guzmancistas, el Padre Olegario encamina a la Madre Emilia a que haga una opción de consagración religiosa en el convento de Hermanas Terciarias Franciscanas de Curazao. Con una recomendación de Mons. Críspulo Uzcátegui (el mismo que abre la Obra de la Propagación de la Fe en Venezuela) se va dispuesta a consagrase al servicio de los más pobres y enfermos. Enferma que se hace enfermera.

Una vez en el Convento, la Madre Emilia se enferma gravemente, y las superioras llaman a la familia para que la puedan volver a casa. Esta misma salud precaria que la hará morir joven, será para ella el lugar en el que Dios le va abriendo el camino de su santificación. De vuelta a Caracas, su salud mejora un poco, pero no tanto como se desearía, así que su padre la envía a Maiquetía para que termine de reestablecerse. Madre Emilia vivió este tiempo entre la Misa diaria, el paseo matinal y en constante encuentro de reflexión con el P. Machado.

El sacerdote ve en ella un enorme espíritu de oración y de servicio y le invita después de varias conversaciones a ponerse al servicio de los enfermos. Le asigna un enfermo llagado, ella venciendo la humana resistencia comienza a limpiarlos, le trae alimentos y le prepara para recibir los sacramentos. Madre Emilia, que había ido a buscar su salud a Maiquetía, olvidándose de sí, comienza su MISION entre los pobres, poco a poco intuye que el Señor le pide más y junto al P. Machado deciden fundar una comunidad exclusivamente al servicio de los pobres*

(Hasta aquí el artículo de https://ompvenezuela.com/domund/ 
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*Es nuestra Congregación Hermanitas de los Pobres de Maiquetía

miércoles, 9 de octubre de 2019

Testigo de la misión


DOMUND 2019: "Bautizados y enviados, la Iglesia de Cristo en misión en el mundo"

Este año, el DOMUND se realiza bajo el lema “Bautizados y enviados, la Iglesia de Cristo en misión en el mundo”, en el marco del Mes Misionero Extraordinario convocado por el Papa Francisco para este octubre en las Obras Misionales Pontificias resaltamos el compromiso profético que todos los cristianos tenemos y una vez más recordamos que la naturaleza de la Iglesia es anunciar el Evangelio por todos los rincones de la tierra.


Para nuestra Congregación Hermanitas de los Pobres de Maiquetía es motivo de alegría y de agradecimiento al Señor, así como a las OMP, por ver en Madre Emilia y Padre Machado, nuestros Fundadores, a dos hijos de Dios y hermanos de los pobres, como misioneros, evangelizadores y testigos del ayer para el HOY de nuestra misión. Transcribimos la primera parte del tema:


TESTIGOS DE LA MISIÓN

Hay vidas que marcan, que dejan huellas… vidas en las cuales Dios decide hablar fuerte, marcar un rumbo, dar una orientación para la propia persona, pero sobre todo para toda la Iglesia que después de ver esta huella, encuentra un modo concreto para vivir aquí y ahora el dinamismo misionero de la vida cristiana que el Evangelio nos propone. En este mes misionero para Venezuela, tan probada en tantos campos, las OMP desean promover a través de la Obra de San Pedro Apóstol, la vivencia de personas (sacerdotes, religiosos y laicos) que hayan entendido que la Misión del Señor es algo tan grande que no podían quedarse tranquilos e inactivos, entendieron que el mundo necesitaba tanto de Dios que decidieron actuar en consecuencia.

MADRE EMILIA

Es testigo misionera porque nos revela que la Misión de Jesús es un servicio a los Pobres. Cuando a Jesús le preguntan los discípulos de Juan si era el Mesías, su respuesta es elocuente: los ciegos ven, los cojos andan y a los pobres se les anuncia la buena noticia. De modo que los signos mesiánicos están todos ligados a la curación de enfermos y a la atención de los pobres, señales todas que ayudan a entender el Reino de Dios. La Madre Emilia de San José entra en esta categoría de Misioneros, ella entiende la Misión como un amor apasionado a Jesús y un amor así de fuerte a los  pobres y a los enfermos.

Hija espiritual de un misionero

El Padre Olegario de Barcelona había llegado a Caracas en 1843 como parte del grupo de capuchinos que venían a reabrir las misiones entre los pueblos indígenas. Uno de los trabajos que la Providencia le había encomendado era el de acompañar espiritualmente a la futura Madre Emilia de San José; mediante las preguntas oportunas y concretas la ayuda a descubrir ese deseo que estaba en su corazón de consagrarse a Dios mediante la emisión de los votos de la vida religiosa (Continuará).

miércoles, 25 de septiembre de 2019

Emilia, Fundadora



Después de la fundación del Hospital San José, en Maiquetía, el 22 de abril de 1888, vemos a Emilia dedicada a los enfermos con gran caridad maternal y exquisita, al lado de su director espiritual, el p. Santiago Machado. Ella dialoga casi a diario con él y en esas conversaciones se va forjando una hermosa intuición e inspiración del Espíritu: Ha llegado el momento de formar una comunidad religiosa con todo lo que eso significa, aunque el contexto político de Venezuela no es favorable para nada. Conversa con su familia y encuentra resistencia. Su padre conoce su delicada salud y se opone a la decisión de esta hija tan amada.

En el hospital vive de manera sencilla, pobre, austera, haciendo experiencia fuerte de oración y encuentro íntimo con el Señor. Un día el p. Machado le ofrece un crucifijo para que se lo coloque y vaya a Caracas a hablar con su papá. En casa tratan de distraerla, mas ella está decidida a seguir a Jesús, a entregar su vida por los pobres. Alcanza de su padre el sí tan deseado. Todos lloran. Ella, en cambio, llora de felicidad y júbilo.

El 25 de septiembre de 1889 a las 7:30 de la mañana sale de Caracas a Maiquetía. Allí la espera el p. Machado y las dos compañeras que están con ella desde los inicios del hospital. Ante una imagen de san José que él mismo ha colocado en el patio, le dice: “Este es el dueño de la casa”. Emilia lo mira, hace un gesto de humildad inclinando la cabeza y le estampa un beso. Seguidamente corre a ver a los enfermos, los abraza tiernamente, la emoción es muy grande. Todos lloran de alegría.

En la tarde, María de Jesús Badillo, que se había quedado atendiendo a los enfermos junto con María Eustaquia y Trinidad, coloca en sus manos las llaves de la casa con todos sus tesoros: doce enfermos, dieciocho enfermas, algunas facturas sin pagar y algunas pobrezas más de la casa. María de Jesús y María Eustaquia se ponen a sus órdenes, decididas a iniciar la vida religiosa según las indicaciones del p. Machado.

Así nace la congregación de las “Hermanitas de los Pobres de Maiquetía”, silenciosamente, en unos momentos muy conflictivos a nivel social, religioso y político, en un país donde estaban extinguidos los conventos, colegios, seminarios, comunidades religiosas y prohibidas las fundaciones, por una Ley que promulgó el gobierno de Guzmán Blanco el 5 de mayo de 1874.
El Amor prevaleció y, así, estos dos colosos de la caridad escucharon el clamor de los pobres y la voz del Padre que les llamaba a cuidar de sus hijos predilectos: los pobres, enfermos y excluidos.

Han pasado 130 años… Nosotras, sus hijas, que hemos recibido esta herencia maravillosa, seguimos confiando en la Divina Providencia en unas circunstancias muy parecidas y hasta más difíciles que las de su época y estamos seguras de la acción de Dios al continuar esta inspiración, como decía nuestro amado p. Fundador: “Yo sentía que el Señor me inspiraba una idea, yo ponía manos a la obra, el Señor bendecía lo que hacía y tomo me salía bien” (Pbro. Santiago Machado).
¡Gracias, Señor, gracias!

lunes, 12 de agosto de 2019

Madre Emilia y la Eucaristía



El amor a Dios, a la Eucaristía, de la Venerable Madre Emilia de San José se reflejaba en cada momento de su vida, especialmente en los que dedicaba a la oración, a la unión con Dios. Eran rasgos característicos que permitían, a sus hermanas y a quienes tuvieron la bendición de entrar en contacto con ella, asomarse a ese mundo interior en el que se encontraban en coloquio íntimo Dios y ella.
Los testigos nos dicen "que en su recogimiento exterior se veía, era tan notable, que una de las Hermanas que tuvieron la dicha de tratarla, años des­pués decía de ella: - Su amor más grande era la oración, y lo fue siempre. La conocí unos días antes de fundarse la Congregación, precisamente en la iglesia. De rodillas, muy cerquita del Sagrario, la veía permanecer horas enteras sin cambiar de posición. Durante la Misa, su actitud me encantaba; sus ojos clavados en el altar, sus manos juntas, y con un recogimiento tal, como si estu­viera contemplando a Jesús en el momento de ser crucificado" (Hna. Herminia de S. José, Caridad en Acción, in Summ. Doc., pág. 398).
Otro testigo afirma: "Cuando la Madre Emilia entraba en la Capilla se transformaba. Su modestia y recogimiento eran tan grandes, que nadie intentó nunca acercársele en esos momentos. Para las fiestas, ella misma con gran delicadeza y gusto adornaba. el altar. Le gustaba ver a Jesús con hermosos adornos, y Jesús se complacía en retornar sus finezas y en mostrarle de mil modos lo contento que estaba de ella" (Hna. Herminia de San José, Caridad en Acción, in Summ. Doc., pág. 40, § 340).
Alabamos y bendecimos a Dios por este ejemplo de santidad que nos deja nuestra amada Madre y le pedimos nos conceda la gracia de aumentar en nosotros su gran amor y devoción a Jesús presente en el Santísimo Sacramento del Altar.

miércoles, 26 de junio de 2019

Virtudes teologales - La FE

                   La FE


La virtud de la FE en la vida de la Sierva de Dios Emilia de San José se manifiesta en el hecho que ella ha vivido continuamen­te embebida en Dios, siendo esto tan ordinario que su vida estaba constante y como normalmente llena de la presencia de Dios.   

También su vida de FE pone de manifiesto su intenso y cons­tante espíritu de oración.
Esta oración ha tenido diversas manifestaciones: ya en lo que se refiere a su vida de oración y adoración a la Eucaristía; ya en la intensa preparación para recibir la Comunión.

Su oración y devoción han sido también profundamente marianas en la devoción al misterio de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, entre otros porque la Sierva de Dios nació en el día en que se celebra la Solemnidad de la Inmaculada Concepción y además en el año de las apariciones de Lourdes.
Esta devoción a la Inmaculada Concepción de la Virgen se refleja también en el borde azul del manto y en el cordón azul que sostiene el crucifijo del hábito de la Congregación.
También en la vida de la Sierva de Dios sobresale su devo­ción al Rosario en cuya cofradía desea intensamente que se le inscriba en los últimos días de su vida.

Una devoción muy intensa tuvo también la Sierva de Dios a San José a cuyo patrocinio se acogió durante toda la vida, como podemos apreciar del nombre en religión, siendo también el Patrono de la propia fundación.
Igualmente, la FE de la Sierva de Dios se ha manifestado en su actividad catequística, durante toda su vida, para transmitir la fe, trabajo que la ocupaba al mismo tiempo que las obras de caridad. Su FE también se ha manifestado en su adhesión ferviente a la Iglesia.

Antes de morir, dijo: "Mi espíritu está lleno de Su presencia", frase que expresa a plenitud cómo fue su vida y cómo estaba preparada para salir al encuentro con el Amado de su corazón.

miércoles, 15 de mayo de 2019

Emilia y la Virgen


El amor a Dios que brotaba  del corazón de María Emilia la llevó a profesar un amor tierno y filial a la Santísima Virgen, particularmente en su Inmaculada Concepción, devoción que la atraía de una manera especial. 
Celebraba sus fiestas con gran alegría, a las que se preparaba con actos de virtud y sacrificios.
Cada vez que ingresaba un enfermo, lo primero que hacía era ponerles una medallita de la Virgen, diciéndoles que debían amarla mucho, sugiriéndoles algunas prácticas sencillas y a su alcance, para que acostumbrarlos a obsequiarla y demostrarle su amor.
En su última gravedad rogó al P. Machado que la inscribiera en la Asociación del Rosario. Él lo hizo y, cuando le dijo que le correspondía rezar los 15 misterios el día de la Inmaculada a las 3 de la tarde, se alegró mucho pues era el día de la fiesta de su advocación predilecta. Como ella no iba a poder cumplir este compromiso, pidió a las Hnas. lo hicieran por ella, devoción que todos los años, las Hermanitas viven con gozo y devoción.

Su pureza y castidad, su oración y humildad, su pobreza y obediencia, y todas las virtudes que practicó en forma heroica, son un reflejo de las que nos da ejemplo la Santísima Virgen.

Ella interceda por nosotros. Amén.


domingo, 21 de abril de 2019

¡Jesús VIVE!




¡JESÚS VIVE!

¡Vive Jesús el Señor!


Emilia Chapellín vivió centrada en Jesús Resucitado. De Él recibió la Luz, la Vida, el Amor que fue derramando a lo largo de su vida.

La Vida plena de Jesús en ella le permitió ser la alegría para los pobres, el consuelo para los enfermos, la misericordia para los heridos y desamparados, la compañía para los ancianos, la presencia para los olvidados, la hermana para sus hermanas de comunidad, la hija amada del Padre Bueno.


Este mismo Jesús que nutrió cada instante de la vida de Emilia está a nuestro lado, nos acompaña y nos promete su VIDA.

Alegrémonos porque estamos viviendo la ESPERANZA de un futuro mejor, que solo es posible si contamos con la Gracia que Cristo Resucitado nos trae en esta Pascua.

Como Emilia, podemos ser instrumentos de paz, misericordia, consuelo, compasión, alegría, presencia tierna y cariñosa, fortaleza, amor y encuentro: frutos de una vida nueva en Jesús.

Pidámosle que interceda por nosotros para que seamos testigos de esta VIDA divina en nuestros corazones y podamos llevarla a nuestros hermanos.

lunes, 4 de marzo de 2019

Signo de la ternura de Dios

El amor y compasión de Emilia por los enfermos

La compasión hacia los que sufren y necesitados, su caridad operante, constituye la carac­terística central de la fisonomía espiritual y apostólica de la señorita Emilia Chapellín. Había aprendido de sus padres el ejercicio de esta vir­tud eminentemente cristiana. Desde temprana edad visitaba con fre­cuencia las casas de los enfermos pobres y se ocupaba en ayudarlos; el dinero que recibía de su padre para los gastos personales lo destinaba para las necesidades de los indigentes.

Encontrándose en Guanape con su familia, supo de una pobre mujer, enferma mental, que tenía un hijo pequeño en una situación lastimosa: Emilia tomó a su cuidado el niño, e interesó a sus hermanos y hermanas en aquella obra de caridad. Una noche, habiendo sentido el llanto de un niño en una choza cercana, salió secretamente, acompañada de su hermana Mercedes; encontraron al pequeño pasmado de frío, al lado de su madre que dormía. Lo calentaron y mecieron hasta que lo dejaron dormido (Historia de la Con­gregación, Pág. 201 s.).
La misma solicitud mostraba con sus familiares enfermos, de manera especial con su madre. Ellos la llamaban "Hermana de la Ca­ridad" (Ibíd., Pág. 203).

Cuando pensaba en su consagración a Dios en la vida religiosa pensaba también, como parte esencial de su vocación, en su do­nación a los pobres y enfermos. Así lo hizo escribir al Arzobispo, Mons. Uzcátegui, en la carta de recomendación que le dio para la Superiora de las Franciscanas de Curazao en 1887:
“…con el fin de que pueda realizar su santo propósito de servir y ser útil a sus hermanos inválidos, el cual ha sido siempre su ardiente deseo” (Summ.  Doc., Pág. 89).

Al llegar a Maiquetía, descubrió en las iniciativas asistenciales del párroco, P. Machado, el campo providencial donde poder realizar su vocación; se inscribió en la asociación de señoras que colaboraban con el sacerdote y desde el primer momento se demostró la más activa y dispuesta a cualquier sacrificio. Cuando su amiga Isabel Lagrange se tuvo que transferir a Caracas, Emilia debió aceptar la presidencia de la asociación benéfica. Acogió con entusias­mo la idea del párroco de emprender la creación de un hospital para los enfermos y ancianos pobres, y asumió la dirección. El sacrificio más grande fue el ir cada día a recolectar limosna para sus enfermos, cuando todos conocían la posición social de su familia; pero venció pronto todo respeto humano.
Pero era en el servicio personal a los enfermos donde se ponía de manifiesto su solícita caridad, especialmente en curar las ­úlceras más repugnantes, en soportar las impertinencias, en ayudar a los inválidos... (Cf. Summ. Doc., Págs. 95-97; 100,114 s., 118 s., 127 s.; 208-210, 250 s., 256).

(Tomado de “Virtudes heroicas” de la Sierva de Dios)

viernes, 1 de marzo de 2019

Testimonios por favores concedidos



El señor Emilio Miranda estaba en terapia intensiva el día 31 de diciembre de 2017 en el hospital Vargas de Caracas, por haberle dado tres infartos seguidos. Estaba muy grave y no lo dejaban ver.
Sin embargo, me dejaron pasar ya que era muy conocido y le llevaba la estampa de la Madre Emilia de la cual soy devota. Le hice una súplica por su salud y le coloqué la estampa en el pecho, él le pasó la mano y se fue quedando tranquilo y cuál es mi sorpresa que a los días me llamó que le dieron de alta y que lo fueran a buscar. Quiero completar el relato con lo que considero otra gracia grande de Madre Emilia. Salí con un amigo del señor Emilio a buscar una lista de medicinas que eran urgentes; le pedí a Ella que nos ayudara a encontrarlas. Las encontramos todas y así pudimos llegar a tiempo para el tratamiento que necesitaba.
Mi agradecimiento a Madre Emilia por estos favores alcanzados. Rosario Lares, C.I. N° 4.020.794

viernes, 11 de enero de 2019

Indulgencia plenaria Año Jubilar M. Emilia



GRACIA CONCEDIDA



Con gran regocijo hemos recibido el decreto de la Penitenciaría Apostólica de la Santa Sede, en el que se nos concede la Indulgencia Plenaria.

A continuación, transcribimos el texto enviado:



                       
                                       PENITENCIARÍA APOSTÓLICA

DECRETO

            La Penitenciaría apostólica, en aras de promover la salvación de las almas de los fieles católicos, en virtud a la autoridad que de modo especialísimo se le ha concedido  a nuestro Santísimo Padre en Cristo Francisco, por Divina Providencia Papa, atendiendo las recientes súplicas emanadas  del Eminentísimo Sr. Baltasar Enrique S.R.E Cardenal Porras Cardozo, Arzobispo Metropolitano de Mérida en Venezuela y Administrador Apostólico de Caracas, en unión a las Hermanas de la Congregación de nombre:  “Hermanitas de los Pobres de Maiquetía”, en ocasión del Jubileo de la Venerable Emilia de San José, Fundadora de la antedicha congregación, concede benignamente de los tesoros celestiales  de la Iglesia la Indulgencia plenaria, sujeta a las condiciones de la confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Sumo Pontífice. La indulgencia se concede en favor tanto de las hermanas como fieles cristianos, impulsados de sincera penitencia y caridad, pudiéndose lucrar hasta el día 1 de septiembre del año 2019, asimismo puede ser aplicada en favor de las almas del purgatorio. La mencionada indulgencia se puede alcanzar sea en la Iglesia perteneciente a la Casa Madre como en cualquier templo perteneciente a la misma congregación, para aquellos que los visiten en peregrinación, cumpliendo con los ritos jubilares inherentes a la particular circunstancia expuesta en las presentes letras, mediante una presencia devota en un congruo espacio de tiempo, concluyendo con las oraciones del Padre Nuestro, el símbolo de la fe (Credo) y la invocación de la Santísima Virgen María.
            Los ancianos y enfermos y todos aquellos quienes por causa grave se les imposibilite salir de sus casas, igualmente podrán conseguir la indulgencia plenaria, mediante el arrepentimiento de sus pecados y la intención de cumplir lo más pronto que se pueda las tres acostumbradas condiciones, uniéndose espiritualmente a las celebraciones jubilares, ofreciendo a Dios sus dolores y vicisitudes de vida.
            Así pues cuando se aproxima la ocasión de recibir el perdón divino logrado por mediación de la Iglesia a través de  la caridad pastoral, ésta Penitenciaría ruega encarecidamente a los sacerdotes que con ánimo generoso provean de celebraciones penitenciales. Todo lo expuesto se realiza por decreto del jubileo de la Venerable Emilia de San José, sin que obste lo contrario. Dado en Roma, en la sede de la Penitenciaría Apostólica, el día 17 del mes de septiembre de 2018.

Mario Cardenal Piacenza                                           Cristóbal Nykiel
Penitenciario Mayor                                                          Regente