viernes, 3 de julio de 2020

La amistad en Madre Emilia


La AMISTAD en Madre Emilia

Un rasgo poco comentado en la vida de nuestra amada Madre Emilia de San José es su experiencia de vivir la amistad.

Ella fue una mujer plenamente humana que compartió muchas experiencias con las hermanas, con los enfermos, con los ancianos, con los niños, con los pobres. En ellas iba dando lo mejor de sí, dejando una estela de humanidad y santidad.

Hoy queremos ahondar algo más en una relación muy hermosa de amistad, confianza y afecto que tuvo con otra gran mujer, llena de Dios y de alma grande.
Se trata de Isabel Lagrange.

El P. Santiago Machado había organizado una Junta de caridad  a domicilio para atender a los pobres y enfermos. La presidía la Srta. Isabel Lagrange. Cuando Emilia Chapellín llega a Maiquetía y se pone en las manos del P. Machado para que sea su director espiritual, él le sugiere entrar a la Junta, cosa que a ella le agradó muchísimo porque veía cómo sus anhelos de servir a los pobres se iban consolidando. Ambas jóvenes, ante Jesús Sacramentado, donde pasaban horas enteras en oración y adoración, fueron estrechando su santa amistad. Es muy cierto, que cuando dos personas buscan a Dios y se encuentran, nace y crece una amistad sólida porque es Dios quien la suscita y la fortalece. Ante Él, llenas de amor de Dios, animadas de igual celo apostólico, aspirando al mismo ideal, se comprendieron mutuamente y sus conversaciones eran leña que alimentaba el fuego del Amor de Dios y sus deseos de servirle. Isabel, escuchando las experiencias de Emilia en Curazao, iba sintiendo aún más sus deseos de consagrarse a Dios. Emilia, escuchando a Isabel, hallaba grande estímulo, ayuda y consuelo en las virtudes que iba conociendo en ella.
¡Qué hermoso vivir así una amistad! ¡Cuánto bien puede hacer a las almas el compartir las experiencias espirituales! 

Con gran alegría vio el P. Machado la unión de estas dos almas, su caminar veloz hacia la santidad y sus deseos de ser todas para el Señor, en la vocación a la que cada una se sentía llamada. Ambas atendían a los enfermos, se desvivían por ellos, salieron a pedir limosna (algo insólito en aquella época, que dos jóvenes de la alta sociedad salieran a mendigar), se entregaron a la misión como buenas samaritanas.

Pasaron los meses y después le tocó a Isabel regresar a Caracas y, conociendo a su gran amiga, le pareció bien declinar en ella la presidencia de la Junta.

Isabel Lagrange fundó después la Congregación Hermanas Franciscanas del Sagrado Corazón de Jesús el 4 de octubre de 1890, un año después de que el P. Machado y M. Emilia fundaran nuestra Congregación Hermanitas de los Pobres de Maiquetía.

Damos gracias a Dios por este testimonio de amistad santa, pura, llena de Dios e impulsada hacia el amor a los hermanos. Una amistad verdadera nunca se queda entre dos sino que los corazones, movidos por el amor de Dios,  salen en búsqueda del otro, del hermano, del necesitado de afecto, pan y dignidad.