viernes, 24 de diciembre de 2021

Oración por su Beatificación


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Oración  por su Beatificación               

Santísima Trinidad, te damos gracias por el ejemplo admirable que nos diste en tu venerable sierva de Dios, Madre Emilia de San José, ella que supo reconocerte en la persona de los enfermos y necesitados con una fe profunda, una esperanza firme y una ardiente caridad. Dígnate glorificarla con el honor de los altares, y concédenos seguir sus ejemplos y la gracia que por su intercesión te pedimos, a mayor honra y gloria tuya. Amén. 

(Se hace la petición)

Padrenuestro, Ave María y Gloria.

(Con licencia eclesiástica)

 Amén.

Feliz Navidad🎼💌🎊🎄. 

#VenerableEmiliaDeSanJose

#Comparte #CongregacionHPM

Felicitación navideña de M. Emilia


¡Qué alegría recibir una felicitación desde el Cielo!
Y nada menos que de nuestra amada y Venerable Madre Fundadora 

Madre Emilia y la Natividad de Jesús


 Madre Emilia nos enseña a vivir la Navidad. Desde su hogar aprendió a celebrar con fervor este grandioso misterio. 
Aprendió desde muy niña a contemplar el inmenso Amor de Dios por la humanidad; fruto de ello es esa ternura que la caracterizó en la atención a los pobres, a los enfermos, a los niños, a los ancianos, así como en las relaciones interpersonales de fraternidad, alegría y serenidad con sus hermanas en la comunidad apenas naciente.
El último pesebre que hizo en el Asilo La Providencia era recordado por las Hnas. que compartieron con ella esos momentos, y hablaban del fervor y gozo con que preparó cada detalle, expresando, así, su inmenso amor a Dios hecho hombre en el Niño de Belén.

4a.semana de Adviento con Madre Emilia


Terminamos este camino de Adviento con M. Emilia, dándole gracias a Dios por sus gracias y bendiciones derramadas en este tiempo.

Madre Emilia nos iba llevando de la mano cada día, apoyándose en la Palabra de Dios que la Iglesia nos ha proporcionó para preparar nuestros corazones y acoger en él al Hijo amado del Padre, Jesús de Nazaret.


sábado, 11 de diciembre de 2021

3a semana de Adviento con Madre Emilia


 Seguimos avanzando en la preparación a la Natividad del Hijo de Dios. Madre Emilia sigue acompañándonos con su testimonio y ejemplo de vida.
Tenemos aquí el compromiso de cada día de esta tercera semana. 
Dispongamos nuestros corazones para continuar escalando este camino espiritual.

sábado, 27 de noviembre de 2021

Adviento con Madre Emilia


Iniciamos este Adviento 2021 con unas sencillas y breves  reflexiones basadas en la Palabra de Dios que se nos regala cada día, así como con una breve referencia a la Venerable Madre Emilia de San José.

Cada semana se colocará el subsidio para que lo tengamos disponible por si deseamos retomar alguna de las lecturas o  reflexiones.
Caminemos juntos, con esa alegría que provoca la espera de Alguien a quien amamos , abramos nuestros corazón a la escucha de la Palabra y a la oración.


1a semana de Adviento, del 28 de noviembre al 4 de diciembre



miércoles, 22 de septiembre de 2021

Emilia y Machado, Fundadores


 

Emilia y Machado, Fundadores.

 

El día 25 de septiembre de 1889 es un día glorioso para la Iglesia venezolana y para la vida consagrada en Venezuela.

Como bien sabemos, el 5 de mayo de 1874 se promulga el decreto ley de la extinción de los conventos, colegios y demás comunidades religiosas existentes en Venezuela y se prohíbe, en lo sucesivo, la fundación de otros establecimientos de igual o semejante naturaleza.

Cinco días después se efectúa esta extinción con caracteres de salvaje latrocinio, con escenas brutales.  Emilia Chapellín mira cómo maltratan a las monjas Concepcionistas, cuyo monasterio está en frente de su propia casa. Este hecho marcó para siempre la vida de los caraqueños que vieron cómo eran violentados los derechos de la libertad religiosa.

Aquí vemos cómo la Divina Providencia, viendo la situación de sus hijos en este país, no los abandona, sino que suscita dos corazones llenos de compasión, misericordia y amor que sean Su presencia entre los pobres, enfermos, ancianos y desvalidos.

Ya conocemos quién es el P. Santiago Machado y quién es la señorita Emilia Chapellín Istúriz. Ambos se ponen en las manos de Dios para emprender una aventura muy arriesgada como era formar una comunidad, fundar una congregación religiosa, en un país donde estaba absolutamente prohibido.

Después de fundar el 22 de abril de 1888 el Hospital san José en Maiquetía, superando infinidad de dificultades, confiando en la inspiración divina y en su Providencia, inician un grupo de jóvenes, lideradas por Emilia Chapellín, una forma de vida que nadie esperaba: se reúnen en el Hospital san José, forman una comunidad religiosa, con un ramillete hermoso de enfermos y pobres que serán los preferidos en la atención exquisita y caritativa. El P. Machado supo responder generosamente a la inspiración que sentía desde muchos años atrás: “Yo sentía que el Señor me inspiraba una idea, entonces ponía manos a la obra, el señor bendecía lo que hacía y todo me salía bien”.

Ese 25 de septiembre queda marcado en los anales de la vida religiosa venezolana como el día de su restauración, pues desde ese año quedaron las puertas abiertas para que otras congregaciones fueran naciendo en el suelo patrio y muchas otras llegasen a completar el abanico de carismas conque el Señor ha bendecido a nuestra Iglesia venezolana.

lunes, 16 de agosto de 2021

Emilia, inclinada ante el dolor


Estamos viviendo unos momentos o días de inmenso dolor en el mundo. Las noticias e informaciones que circulan por las redes sociales y agencias internacionales nos dan cuenta del terremoto en Haití; mucho dolor, angustia y preocupación en Afganistán por el regreso de los talibanes; la enfermedad llamada Covid-19 que ya es pandemia en el mundo; inundaciones, huracanes, guerras... En fin, diversas situaciones de dolor y sufrimiento que azotan a la humanidad.

En nuestro país, Venezuela, no escapamos a realidades muy dolorosas: pandemia de la Covid-19, diversas enfermedades,  hambre, inflación, violencia, represión...y pare de contar.
Lo que más está afectando es el virus, el miedo al contagio, la falta de vacunas, las carencias gravísimas en los hospitales en cuanto a insumos y medicinas... Muchas personas muriendo solas en los hospitales y clínicas, ancianos desasistidos, enfermos solos en sus casas...

¿Hay alguna esperanza? ¿Qué podemos hacer? ¿Cómo seguir confiando y teniendo fe? ¿Cómo animar a las personas en sus depresiones, soledades y duelos?

He aquí que surge un acontecimiento que unió a todos los habitantes de esta tierra de gracia: la beatificación del amado Dr. José Gregorio Hernández, con la alegría y devoción desbordada en las iglesias, en las calles, en los hogares, en los corazones. ¡Un santo de todos! Una bocanada de aire fresco de esperanza, fe, devoción, entusiasmo.

Las Hermanitas de los Pobres no hemos cesado de invocar la protección e intercesión de nuestra Venerable Madre Fundadora, Emilia de San José. Han surgido con espontaneidad grupos de oración invocándola cada día y en cada dolor y enfermedad.  Del corazón de cada devoto se eleva una plegaria al Padre de la Misericordia y de la Compasión para que cese la pandemia, para que los enfermos sanen, siempre aceptando la Voluntad de Dios.

En su vida, Madre Emilia vivió por y para los enfermos, según la vocación recibida del Señor. Físicamente, vivió inclinada ante el dolor, no descansaba hasta ver satisfechos sus deseos y necesidades, nos enseñó a hablarles de Dios mientras los atendemos y curamos. Para que a ellos no les falte el consuelo, fundó nuestra Congregación Hermanitas de los Pobres de Maiquetía. Aquí estamos, atentas y acompañando a los pobres, a los que sufren, a los ancianos... 
Hacen falta manos compasivas que quieran seguir a Jesús viviendo este hermoso carisma. La mies es mucha y las hermanitas somos pocas para tanto trabajo.

¿Qué haces tú para inclinarte ante el dolor, como Emilia? ¿Te animas a seguir a Jesús, cuyo Rostro está en cada arruga, en cada mirada, en cada enfermo, en cada pobre?

martes, 15 de junio de 2021

Emilia en el día a día...


 

Emilia en el día a día

La vida es un camino. En él Dios nos va presentando su voluntad que no es otra cosa sino vivir el porqué de nuestra creación: “conocer, amar y servir a Dios en esta vida y después verle y gozarle eternamente en el cielo”, así rezaba el catecismo que muchos de nosotros aprendimos en la infancia, en nuestra familia nuclear.

Este amar y servir se va haciendo realidad concreta, especialmente cuando recibimos el Bautismo y cuando hacemos una opción de vida. Entonces, vemos con más claridad cuáles son los pasos que hemos de dar, en qué hemos de ocupar nuestros pensamientos, palabras y obras, y a quién dirigirlos. Quien elige el matrimonio, es consciente de que la relación que comienza está abierta a la vida y empieza a formar una familia. Quien hace la opción por la soltería, seguramente ha discernido por dónde debe encauzar su vida. Quien opta por el sacerdocio o la vida consagrada, de igual manera ha asumido la consagración a Dios y a los hermanos.

Madre Emilia, desde que tuvo uso de razón, vivió plenamente y amó al Señor con todo su corazón, con todas sus fuerzas, con todo su ser; y amó al prójimo en quien vio el rostro de Dios.

Su camino estuvo bien claro y definido: vivir para Dios y para los pobres. Día a día se fue desgastando por ambos amores. Esa cotidianidad que a muchos de nosotros puede parecer rutinaria, cansona, “más de lo mismo” (como dicen muchos), para ella fue una ocasión de entregar su vida a través del gran amor que ardía en su joven corazón. Cada momento lo vivió intensamente, no perdió el tiempo en superfluidades, vanidades, pasatiempos, que no dejan nada; su mirada estaba puesta en el cielo. Se nutría cada día con la oración, el silencio, la adoración a Jesús Sacramentado, el servicio alegre y sacrificado a los enfermos y pobres, a quienes socorría con una exquisita caridad.

Ella es para nosotros ejemplo de vida sencilla, serena, paciente, fervorosa, atenta a las necesidades de los demás, abierta a la acción de la gracia de Dios, que siempre encontró en ella un terreno fértil para sembrar la semilla de la Palabra.

Venerable Madre Emilia, ruega por nosotros, y enséñanos a imitar a Jesús como tú lo imitaste. Amén.