miércoles, 22 de septiembre de 2021

Emilia y Machado, Fundadores


 

Emilia y Machado, Fundadores.

 

El día 25 de septiembre de 1889 es un día glorioso para la Iglesia venezolana y para la vida consagrada en Venezuela.

Como bien sabemos, el 5 de mayo de 1874 se promulga el decreto ley de la extinción de los conventos, colegios y demás comunidades religiosas existentes en Venezuela y se prohíbe, en lo sucesivo, la fundación de otros establecimientos de igual o semejante naturaleza.

Cinco días después se efectúa esta extinción con caracteres de salvaje latrocinio, con escenas brutales.  Emilia Chapellín mira cómo maltratan a las monjas Concepcionistas, cuyo monasterio está en frente de su propia casa. Este hecho marcó para siempre la vida de los caraqueños que vieron cómo eran violentados los derechos de la libertad religiosa.

Aquí vemos cómo la Divina Providencia, viendo la situación de sus hijos en este país, no los abandona, sino que suscita dos corazones llenos de compasión, misericordia y amor que sean Su presencia entre los pobres, enfermos, ancianos y desvalidos.

Ya conocemos quién es el P. Santiago Machado y quién es la señorita Emilia Chapellín Istúriz. Ambos se ponen en las manos de Dios para emprender una aventura muy arriesgada como era formar una comunidad, fundar una congregación religiosa, en un país donde estaba absolutamente prohibido.

Después de fundar el 22 de abril de 1888 el Hospital san José en Maiquetía, superando infinidad de dificultades, confiando en la inspiración divina y en su Providencia, inician un grupo de jóvenes, lideradas por Emilia Chapellín, una forma de vida que nadie esperaba: se reúnen en el Hospital san José, forman una comunidad religiosa, con un ramillete hermoso de enfermos y pobres que serán los preferidos en la atención exquisita y caritativa. El P. Machado supo responder generosamente a la inspiración que sentía desde muchos años atrás: “Yo sentía que el Señor me inspiraba una idea, entonces ponía manos a la obra, el señor bendecía lo que hacía y todo me salía bien”.

Ese 25 de septiembre queda marcado en los anales de la vida religiosa venezolana como el día de su restauración, pues desde ese año quedaron las puertas abiertas para que otras congregaciones fueran naciendo en el suelo patrio y muchas otras llegasen a completar el abanico de carismas conque el Señor ha bendecido a nuestra Iglesia venezolana.