Entrega hasta el heroísmo
Por prescripción médica, la Madre Emilia, muy enferma ya, debía estar varios meses en los Teques en busca de su mejoría, pero oyó decir
que había allí algunos enajenados reunidos en una casa, y quiso visitarlos.
Esta clase de enfermos tenía especial atractivo para su corazón, y le llegaban
al alma las desgracias de esos pobrecitos doblemente dignos de lástima.
Madre Emilia se acerca
presurosamente a la mansión de aquello infelices deseando aliviarlos en algo,
llega y contempla el cuadro más desgarrador que contemplaron sus ojos…
En el sombrío patio de
una casa abandonada, se amontonaban unos hombres que ni tales parecían; y entre
ellos mujeres idiotas o furiosas, con los ojos hundidos o centelleantes… todos
consumidos por la enfermedad y el hambre, en un estado de suciedad y abandono
indecibles…
Enmarañados cabellos les
caían sobre los hombres; unos harapos ennegrecidos cubrían parte de sus cuerpos
asquerosos; muchos tenían llagas roídas por gusanos; y toda clase de
inmundicias esparcidas por el mugriento piso, formaban charcos infectos de
corrompidas aguas. Este conjunto de pestilente miseria despedía un hedor
insoportable, y nadie osaba acercarse a ellos…
¡Dios mío, que estupor el
de la Madre Emilia ante aquel cuadro! Le parecía un mal sueño; una horrorosa
visión. Como fuera de sí estaba, y no podía dar un paso adelante…; más, con
aquel dominio de sí misma tan conocido en ella, avanza, les dirige algunas
palabras de saludo y… da algunas órdenes a sus compañeras; manda que se avise
al Padre Machado para que acuda al remedio de necesidad tan grande, e
inmediatamente, sin titubeos, se dio a la tarea de asear aquel triste recinto,
resuelta a poner término a la situación de aquellos infelices que la divina
Providencia ponía en su camino.
Se consiguió unas latas y
con sus propias manos las llenó del modo que pudo de aquellas infectas
miserias, y las hizo arrojar lejos. Entregada sin descanso a tarea tan
repugnante, logró limpiar la casa y a los enfermos.
En eso la encontró el P.
Machado, que al ser llamado se trasladó de inmediato a los Teques y contempló
con lágrimas en los ojos el triste estado de aquellos pobrecitos y puso de
manifiesto al gobernador tan urgente necesidad.
Nuestra venerable Madre,
sin reparar en el estado delicadísimo de su salud, animada de una ardiente
caridad que mitigaba a los ardores de su fiebre, trabajaba incansable. A los
dos días, todo había cambiado. Vestidos y perfectamente aseados; cortados sus
cabellos y largas uñas, los pobres enfermos, como si un poco de luz hubiera
penetrado en sus inteligencias con el bienestar de que disfrutaban, sonreían
dulcemente a su bienhechora, que no se tranquilizó hasta asegurar la suerte que
en adelante los había de librar de tan espantosa miseria y abandono. Los
enfermos fueron trasladados al manicomio de Catia dirigido por las Hermanas de
San José de Tarbes.
La Madre Emilia se sentía
feliz de haber logrado tanto bien; pero ese acto heroico, mejor diremos, esa
serie de actos heroicos de caridad, terminó para siempre las actividades
exteriores de la Santa fundadora, que, habiendo hecho un esfuerzo tan superior
a sus fuerzas, agotó completamente su débil y extenuada salud. Hubo de regresar
inmediatamente a Caracas, donde sus hijas se esmeraron, aunque la veían ya sin
remedio.
Con un acto de heroísmo
tan grande coronó la Madre Emilia su vida de caridad. La había sinceramente
consagrado al Señor, y supo hacer completo el holocausto.
Buenas tardes se puede redactar una novena pidiendo la pronta beatificacion de nuestra querida madre emilia de san jose?
ResponderEliminarBuenas tardes, en nuestro Canal de YouTube: Hermanitas de los Pobres de Maiquetía está publicada la Novena de oración a la Madre Emilia de San José. Puede suscribirse y compartir para que muchos más la invoquen en sus necesidades.
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